No puedo negar que me duele el corazón ante el resultado de la contienda electoral del pasado domingo.
Me parece increíble que Colombia no haya logrado dimensionar el efecto dominó que viene ocurriendo en todos los países de la región y haya optado por correr la misma suerte que la llevará, seguramente, a vivir días difíciles.
Anhelo, al igual que muchos, estar equivocada y evidenciar que ese cambio traerá la prosperidad y el bienestar que los electores soñaron a la hora de depositar su voto en la urna.
No me queda duda de que por encima del gobernante de turno y de la voluntad popular está la soberanía de Dios que, más allá de complacer nuestros deseos caprichosos, quiere ganar nuestro corazón y es ahí cuando recuerdo una frase que siempre me ha gustado: “A veces las bendiciones más grandes llegan disfrazadas de desastre”. Estoy segura de que Dios sigue teniendo el control y que, al igual que ocurrió con el pueblo de Israel, si la “cautividad” ha de ser necesaria para volver nuestro corazón a Él, tendremos que vivirla. No nos hagamos falsos dioses ni pongamos nuestra confianza en seres humanos que más adelante podrán fallar o, simplemente, no estar.
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Entreguémosle a Dios nuestro país, pidamos sabiduría para nuestro actuar y permanezcamos firmes con el anhelo de defender lo que tanto amamos. Hagamos lo que desde nuestro metro cuadrado podemos hacer: Desarmemos nuestros corazones, seamos buenos ciudadanos, defendamos la legalidad, sembremos principios, cuidemos nuestra familia, protejamos a nuestros niños y jóvenes de toda esa corriente que nos los quiere arrebatar para apoderarse de sus mentes y mantengamos viva la esperanza de que en medio del desastre que hoy vislumbramos, se está construyendo una gran bendición para que podamos decir como el salmista:
“Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion (Colombia), seremos como los que sueñan. entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová con estos. Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; estaremos alegres”.